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domingo, 14 de noviembre de 2010

Ame


Ayer rebuscaba en el cajón de los recuerdos y encontré algo inesperado.
Una melodía surgió en mi mente y estuve todo el día buscando su procedencia.

Y la encontré
Ismael Serrano, un amor de la infancia

Y con ella muchos recuerdos infantiles de hace diez años y algunos menos.

Mi padre siempre ponía las cuatro primeras canciones de "Los paraísos desiertos" de Ismael Serrano cuando íbamos de viaje allá cuando me gustaba el sol del sur. Eran "Km.0" "La mujer más vieja del mundo" "No estarás sola" y "La cita". Al menos es las que siempre yo pedía que se repitieran. De esta última era la melodia.

En mi familia siempre han gustado los cantautores. Y yo me crié con sus melodías y sus saberes, sus amores y sus pesares.

Y mi padre siempre ponía aquella cinta a las cinco de la mañana de cada mitad de Julio cuando salíamos de casa, yo en brazos de mi padrehaciéndome la dormida para no tener que andar. Y con cuidado en el coche, al lado de mi hermana, verdaderamente dormida, él siempre me daba un beso y le decía a mi madre "Ya podían estar así más a menudo" a lo que mi madre siempre contestaba lo soles que éramos, y mi padre "No me puedo quejar de mujeres"

Cuando me despertaba de verdad siempre le pedía a mi padre que repitiera la cinta.

Acabé sabiendomelas enteras. Y ya entonces me daban que pensar. Por supuesto no lo mismo que ahora.

Pero recuerdo que casi siempre, a mitad de camino llovía.
Y recuerdo esa sensación de angustia porque no iba a bañarme en la playa, ni a jugar a ese ajedrez gigante que tenía el hotel al que siempre íbamos.

Y el tramo de las curvas, que parecía que te caías y le pedía fervientemente a mi padre que bajase la velocidad porque nos íbamos a caer, y mi hermana, un bebé prácticamente lloraba y luego acababa riéndose.

¡Llegábamos y no llovía! ¡Y se veía el mar! Y mi hermana y yo nos juntábamos con exclamaciones de "¡Qué bonito!" "¡Que grande!" "¡Aquí voy a vivir yo mamá!"

Y llegaba el momento de volver a Madrid. Y en el camino de vuelta mi hermana y yo volvíamos a juntarnos para ver el mar "Decirle adiós chicas" decía mi madre. Y mi hermana y yo cómo dos tontas le decíamos adiós al Mediterraneo, con promesas de volverle a ver.

Y las mismas canciones en el coche.

"Cómo Madrid no hay nada cielos" nos decía siempre mi padre

Así hasta el último año en el que abandonamos el Mediterraneo, en el que ya no nos cogían en brazos porque eramos muy grandes, en el que cambiamos de mares, sin ese ajedrez tan grande en nuestro hotel, sin el tramo de las curvas, sin más movimientos de adiós con la mano cuando nos despedimos de un gran azul. Sin tantas salidas familiares y sin esa cinta que acabó en el cajón de los recuerdos.

Hasta hoy.

Sinceramente

1 comentario:

  1. Que bonitos recuerdos de la infancia..yo hecho la mia de menos...me hubiera gustado hacer eso viajes..por tu culpa estoy nostalgica leñe.. TT^TT

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