expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

viernes, 3 de diciembre de 2010

Ame


Nuestra vida es una sucesión de capas. De capas de pintura, de tela, de piel...de lo que quieras poner como ejemplo.

Nacemos con una y morimos con varios miles de ellas.

Y es que cuando nos ocurre algo que nos marca y sale mal siempre lo intentamos olvidar. Ponemos una capa entre nuestra realidad y ese suceso, porque, queridos amigos, olvidar es un lujo que no nos podemos permitir.

Ponemos una capa gruesa, para que no interfiera en nuestro presente ni arruine nuestro futuro, fingimos que no duele e intentamos concentrarnos en otra cosa.

Pero estas capas son como todo. Si rascas la nueva cubierta de pintura de tu habitación, encontrarás que por detrás hay algo distinto.
Algo así pasa con nosotros.

Las capas de pintura no duran para siempre, tarde o temprano se acaban desconchando.
Y esas paredes quedan más feas que antes de que decidiéramos esconder ese color tan horrible. Porque siempre está allí.

Pero que se le va a hacer. El ser humano es un ser costumbrista que prefiere esconder antes que afrontar o superar. Porque cuando escondes, no te equivoques, no superas.
El ser humano es un cobarde.

Sinceramente

2 comentarios:

  1. Muy, muy cobarde. ¡Y yo estoy dentro de ese grupo de personas tan cobardes! Así, da gusto, :'D.

    ResponderEliminar
  2. cosas como la cobardia no nos permite avanzar a cosas mejores ¬¬

    ResponderEliminar