Ame



Prueba a sentarte en un banco en una zona concurrida de Madrd.

Pasaron miles de personas a mi vista. Decidí fijarme en cuatro de esos seres. Los cuatro que se percataron en mi.

El primero era una niña de aproximadamente cuatro años. Llevaba un gorro rosa de lana que tapaba
un pelo rubio platino, lacio y hasta los hombros recogido en unas trencitas, un abrigo largo del mismo color de Hello Kitty y unos pantalones de pana
marrones. En sus pies tenia unas botitas de color blanco. Sostenia con fuerza un aspito en una mano y con
la mano restante se llevaba otro a la boca. Me miró con unos ojos azules grandes. La sonreí y me saludó
agitando una manita cuya muñeca estaba cargada de pulseras de bolitas.

El segundo era un anciano con boina que dejaba ver mechones de pelo blanco y una garrota. Llevaba una chaquetilla fina a pesar de hacer frio de color
verde oscuro y unos pantalones marrones, del mismo color que sus zapatos. Llevaba una bolsa del
Fnac. Se percató de que le miraba y miró a los músicos que tocaban enfrente de mi. Sonrió y se le achinaron los ojos, tan pequeños que no distinguí
color.

- Buenas tardes señorita.
- Buenas tardes señor.
- Que artistas. Yo también fui músico, bueno, toqué la flauta.

Y se marchó a paso lento.

El tercero era un chico poco mayor que yo. Llevaba un gorro verde claro y rastas rubias. Tenía los ojos marrones
y muy grandes. Llevaba una sudadera ancha de Element y unos vaqueros anchos igual. A la espalda una mochila
y en las manos con guantes negros, un cigarro. Tenía los oidos tapados con unos grandes auriculares negros.
Me miró y sonrió con el cigarro en la boca.

La cuarta y última era una mujer joven embarazada con un jersey morado largo y unos leggins a la que se le
calleron unas llaves. Tenia los labios pintados de un color parecido al morado y un pircing en la ceja.

- ¡Gracias!, si no me das las llaves ni me hubiera dado cuenta

Cuatro vidas que siguen su curso, que iban y venian.
Cuatro vidas distintas que miraban a su alrededor.

Sinceramente