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miércoles, 9 de febrero de 2011

Ame



Las calles formaban una linea recta con el entorno y al fondo había un par de esquinas a cada lado.

El sol brillaba pero no hacía calor. Te aportaba al rostro ese cerrar de ojos y sonrisa involuntaria.
Yo decidí hacerla real.

Mis pasos fueron más deprisa hasta que comencé a correr y a brincar por la calle mientras los conductores miraban como daba vueltas sobre mi misma.

Me agarré a una farola para no caerme y de paso miré el cielo despejado.
Quise reir y la risa me salió sola.

-¡ Buenos días! - le dije a una señora a las 18.00.

Y la calle recta, y el cielo y el sol reían, las esquinas lejanas se desternillaban  y el gato abrió la boca por una carcajada silenciosa mientras movía la cola al ritmo del vals silencioso que, en mi cabeza, guiaba mis pasos ese día.


Vivía un instante impreciso, desobitante, incoherente e inexplicable. Me sentía plena, dichosa y ligera. Sentía que el corazón se me saldría del pecho y que, por muchas vueltas que diera a mi alrededor nunca más me volvería a caer. Nunca más. 


El mundo parecia sonreir porque yo era la primera en ser feliz.


Sinceramente


1 comentario:

  1. Como cambia el mundo a nuestro alrededor dependiendo de nuestro estado de animo... Da gusto que el dia se vuelva maravilloso , hasta el aire se vuelve fresco

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